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CUALIDADES DE UN BUEN CHARANGO

     

 

En esta página encontrarás algunas sugerencias personales, que sería bueno considerar cuando optes por dedicarte en serio a estudiar este maravilloso instrumento musical y tengas que decidir qué comprar.

 

Un buen instrumento, es el mejor punto de partida para poder vencer las primeras dificultades que encontrará el aprendiz que se inicia en el estudio serio del charango. Muchos charangos constituyen hermosos ejemplares hechos para comercializarlos como “souvenir” entre los turistas, y en muchas ocasiones sus características técnicas ofrecen muy pocas garantías desde el punto de vista de su resultado musica

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Un buen charango debe ser sonoro, estar bien entrastado (entrastadura bien alineada y sus casillas perfectamente dimensionadas) con barras metálicas de bronce o alpaca , con un total de 15 a 17 o 18 trastes, que se ubican en el diapasón (tableta superior del mango), el cual se elabora en madera de jacarandá, ébano u otra madera dura, cuando se trata de buenos charangos.Las cuerdas en reposo deben estar casi paralelas al diapasón y al pulsarlas deben emitir un sonido claro, ausente de “trasteos” (sonido sucio provocado por el roce de las cuerdas con otros trastes). Cuando la distancia entre las cuerdas y la superficie del diapasón es muy significativa , el charango se torna duro para su digitación y por lo tanto se ensucia su sonido. Cuando ocurre esto el charango se presenta arqueado, situación que es muy difícil corregir.

 

La entrastadura, las barritas de metal que atraviesan el diapasón, deben estar perfectamente alineadas. Es esta sin duda una pieza fundamental para determinar la calidad de un charango. Un charango mal entrastado no le sirve a un charanguista. La entrastadura determina la afinación de un charango.

 

Antes de comprar un charango verifique con una regla colocada paralela y encima del diapasón que todos los trastes estén a la misma altura. Luego verifique que todos los trastes estén paralelos entre sí. Si encuentra un sólo traste no paralelo a los otros, deséchelo. El metal de que están hechos los trastes no tiene gran importancia, los hay de bronce, alpaca e incluso de plata. Los de bronce se gastan con mayor rapidez, pero igual duran mucho tiempo.

La madera de la tapa, y en general de todo el instrumento debe estar sana y seca, libre de resquebrajaduras y rastros de pegaduras. Son preferibles las tapas elaboradas en madera de pino oregón, abeto alemán o blanco, de una sola pieza y no ensambladas. El barnizado debe ser natural de tal forma que conserve el color claro original de la madera con una delgada capa de lustre. Lo ideal es que la tapa no sea barnizada al duco (con pistola) porque la capa de barniz es muy gruesa y resiente la sonoridad del instrumento

Respecto de la boca del instrumento, yo la prefiero circular y no con forma de mariposa. Este último tipo de boca fue diseñada para dar más firmeza al charango y evitar que se arqueara, sin embargo se resiente mucho la sonoridad. En general tienen un sonido muy duro. 

El clavijero da los mejores resultados cuando es metálico, puesto que permite conservar de manera más permanente la afinación y altura de las cuerdas.

 

 

 

 

 

 

 

Sin embargo las clavijas de madera tienen el encanto de lo tradicional, y aunque es muy inestable la afinación, el peso del clavijero se reduce sustancialmente, lo que da mayor equilibrio al instrumento en el momento de aprisionarlo contra el pecho o sostenerlo con un colgador. Los clavijeros de metal son pesados, muchas veces la pieza más pesada del charango. Para disminuir el peso se  elaboran de alumnio, pero son de muy poca durabilidad.

 

Las cuerdas que mejor resultado proporcionan son las de nylon. Algunas marcas han logrado un alto grado de perfección, lo que se manifiesta en una buena respuesta a la calibración del instrumento, a su sonoridad y duración. Las cuerdas de piolín plástico de pescar, que se usaron mientras no hubo cuerdas de marca,  definitivamente no sirven. Es conveniente que la tercera cuerda grave (mi) sea entorchada, con esto se obtiene una mejor tensión, correcta afinación, mayor sonoridad y una acentuación de los sonidos graves. Otras cuerdas que ganan en sonoridad usándolas entorchadas son las quintas (sol).
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Respecto de la caja de instrumento, está comprobado que los charangos con caja de madera son más sonoros, cuando están bien construidos, que los de quirquincho. No influye mayormente en su sonido el hecho que sean tallados. Gracias a esto algunos charangos son verdaderas obras de arte. Existe una gran diversidad en la elección de las maderas empleadas para construirla, entre las más comunes, el naranjillo, jarka, tarco, algarrobo, etc. y para los más exigentes el cedro o el jacarandá.

 

 

El uso del quirquincho,  armadillo o mulita para construir la caja del charango ya es cosa del pasado. La caja hecha de esta manera, por la naturaleza estriada de la caparazón del quirquincho, tiende con el tiempo y la tensión de las cuerdas a ceder, por lo cual el instrumento se arquea con facilidad. Por otra parte, sacrificar la vida de un animal para convertirlo en charango puede resultar muy poético para algunos, pero es un atentado en contra de la madre naturaleza.

 

No recomiendo comprar charangos de quirquincho. Los luthiers han logrado un alto grado de perfección en la construcción de charangos con caja de madera y no se justifica en nuestros tiempos recurrir a una práctica que probablemente en tiempos de nuestros abuelos tuvo alguna justificación. Hacerlo hoy es un crimen.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No compre charangos de quirquincho. 

Los quirquinchos se lo agradecerán
y madre natura también...

 

Al adquirir un charango para un uso profesional es preferible buscar un instrumento que proceda de aquellos luthiers de reconocido prestigio. Los mejores charangos se construyen en Bolivia, en donde existen familias que se han dedicado a este arte por varias generaciones. También los hay buenos en Chile y Argentina.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ah! ojo con el precio.

No siempre detrás de un charango caro hay un buen charango. No siempre detrás de charangos construidos con  materiales muy rebuscados hay un buen charango. Cada charango es una pieza única, por lo cual su calidad depende mucho de la inspiración, del cuidado, y de la forma como fue trabajado por el luthier en un momento determinado. Un mismo luthier puede hacer un excelente instrumento y luego bajar su calidad en el siguiente. El prestigio de los luthiers está muy vinculado a la regularidad de sus producciones. Por esta razón, al momento de querer comprar un charango, es preferible elegirlo uno mismo, o hacerse asesorar por una persona que tenga alguna experiencia. Se hace indispensable escucharlo, sentirlo entre nuestras manos, pulsarlo y sentirnos cómodos con él, sin olvidar que el instrumento que estamos eligiendo es para provocar el gozo de nosotros mismos y el de las personas que nos escuchan.

 

                                                                                                             

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